La Conferencia General de la Iglesia de Dios (Séptimo Día) ha creado el Concilio Ministerial de
Norteamérica como organización de sus ministros. Una parte de la tarea encomendada al
Concilio consiste en establecer normas y requisitos para el ministerio de la Conferencia, y en
publicar y regular los documentos ministeriales.
La conferencia sostiene que todo aquel que haya aceptado el plan de salvación de Dios,
proporcionado a través de Su Hijo Jesucristo, que incluye aceptar Su sangre derramada para la
remisión de los pecados y ser bautizado, tiene la responsabilidad de compartir este plan con los
no creyentes o no convertidos.
